martes, 13 de marzo de 2012

Los idus de marzo de George Clooney

La faceta como actor de George Clooney es por todos conocida, no sólo por su buena imagen sino por la calidad que atesora. Pero también le gusta ponerse detrás de la cámara, y ahí su papel tampoco ha pasado desapercibido.
Si en la notable "Buenas noches, mala suerte", demuestra que es capaz de adentrarse en el territorio de la política, a partir de los medios de comunicación que están en contra de la doctrina del senador Joseph McCarthy y su mítica caza de brujas, y no salir mal parado; en esta "Los idus de marzo", superando a la anterior, la política es la que pasa a primer plano, aunque los medios, aun teniendo un papel secundario y de manera oblicua, condicionan el desarrollo de la historia.
Todos sabemos que la política tiene dos caras. La primera es aquella que los políticos nos muestran día a día, en la que nos lanzan titulares y frases lapidarias para engatusar a los electores, intentado que el mundo que nos venden, ése idílico donde todo es posible y parece estar al alcance de nuestra mano, sólo nos lo pueden proporcionar ellos y no los demás. Son personas rectas, honorables, modélicas, sin tacha. Ese es el perfil de Mike Morris (George Clooney), gobernador de Pensilvania y candidato en primarias para las presidenciales por parte del partido demócrata.
En el otro lado se encuentran las bambalinas tras el escenario, la trastienda del poder y mercadeo, ese mundo cerrado donde los cuchillos vuelan en todas las direcciones, donde se buscan alianzas para conseguir el objetivo deseado y donde los índices de voto son fundamentales para la carrera del político. Donde los tratos y acuerdos se realizan en bares ocultos y oscuros, situados en la periferia, para que nadie pueda ver a los protagonistas. Donde el jefe de campaña y su equipo de confianza son los que manejan las idas y venidas del candidato, los que les preparan los discursos para los mítines, los que realizan el trabajo sucio sin que la cabeza visible se exponga al público. Ahí se encuentra Stephen Meyers (Ryan Gosling, que me sigue asombrando tras su papel en "Drive"), segundo jefe de campaña y hombre de confianza de su superior, Paul Zara (Philip Seymour Hoffman).
Ambas caras se muestran en esta película, donde Meyers es el joven treintañero que crea los discursos para Morris, y en quien confía de manera absoluta. Es el modelo a seguir, ya que sus ideales se personifican en él, y además le ha dado la oportunidad de realizar el trabajo que más le satisface. Pero toda esta admiración se cae como un castillo de naipes, tras descubrir un asunto turbio de Morris, que irá a mayores y le afectará directamente. Además, tras un artimaña de la candidatura contraria, Zara pierde la confianza que tenía depositada en él. En esta delicada situación, en vez de aceptar su destino, se revela ante él, buscando justicia.

2 comentarios:

  1. Yo voy a meter un poco más el “cuchillo”. Esta es una película que está bien hecha. Pero tan solo eso, una buena película, una buena “presentación”, si bien es cierto que viendo lo que hay hoy en día en cartelera eso ya es bastante. Como cuando comes “fastfood” no sabes muy bien que estás comiendo, si carne o pescado, y es lo que suele pasar últimamente en el cine, nunca sabemos que estamos viendo, el cine de género pasó a mejor vida hace décadas, algo por otro lado que si se sabe hacer (recordemos la maravillosa “Million Dolar Baby” de Clint Estwood) produce el mayor efecto que se puede hacer en el cine, llamar la atención de los espectadores. Y es que la propia vida es así, no hay nada tan cambiante como la realidad. Aquí no sabemos si estamos viendo una película política o un thriller, o peor aún, lo que confirma que Clooney no sabe hacerlo, es que al terminar no sabríamos decirlo. Por cierto si es un Thriller es bastante “Light”, ni siquiera hay asesinatos, y si es política tampoco aporta nada nuevo sobre otras clásicas o no tan clásicas como Primary Colors”. Por otro lado en una sociedad como la española actual, donde conocemos perfectamente a nuestros políticos, ya que sabemos lo que han hecho y lo que es peor a donde nos han llevado (a la ruina total) por sus ambiciones personales y familiares, no nos sorprende nada la actitud del político protagonista: un político que puede empezar con ideales pero que termina como todos. Algo por otro lado que no solo pasa en el ámbito político sino que desgraciadamente cada vez ocurre más en otros ámbitos profesionales, donde el todo vale por llegar a lo más alto (y por tanto más poder, más dinero, más fama, etc) está al orden del día.
    Aún así la película la salvan los buenos actores que la protagonizan (incluyendo sorpresivamente al propio George Clooney), la buena música, la buena fotografía, etc. Es decir todo los “aderezos” que hace que una película pueda ser buena si además hubiera un buen “chuletón” al hincarle el diente, es decir algo interesante que contar. Que en este caso no lo es tanto. Por eso creo que se puede ver, pero que se olvidará de nuestras mentes pronto, muy pronto.

    Por cierto ¿al final busca justicia?

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    1. Al decir que busca justicia, me refiero a justicia poética.
      Evidentemente el sr Meyers no va a disparse en su propio pie. Antes de que un republicano, y estamos viendo como se las están gastanto en la primarias ahora mismo en su país, alcance el poder; lo mejor es hacerle tragar los sapos a su jefe, y de paso, quedarse con el puesto de su mentor, que le ha dejado en la estacada sin motivo aparente, aunque con ello finiquite su futuro laboral.

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