domingo, 15 de marzo de 2015

Puro vicio de Paul Thomas Anderson

Paul Thomas Anderson rodó en 2007 "Pozos de ambición", lamentable título en comparación al contundente original "There will be blood", película en donde vemos lo mejor y lo peor que es capaz de ofrecernos en una pantalla. En su prodigioso arranque, posiblemente nos encontremos con el mejor cine de la década pasada, similar a lo que ocurre en la primera parte de "WALL·E". Un hombre, a través de sudor y lágrimas, es capaz de alcanzar el sueño americano, todo ello narrado con pocas palabras, planos concisos y la magistral interpretación de Daniel Day-Lewis. El problema aparece cuando se produce un giro de 180º a mitad de la película y el director se lanza por caminos más trabados y angustiosos, sin aparente conexión con lo que anteriormente habíamos visto, hasta llegar a un clímax final que nos deja igual de alterados que su protagonista.
Desgraciadamente "Puro vicio", basada en el libro homónimo de Thomas Pynchon, la debemos incluir en el segundo grupo, aquellas que dejan un mal sabor de boca. Situando la acción en California, año 1970, todo comienza cuando a Larry "Doc" Sportello, un Joaquin Phoenix con aspecto de Lobezno y siempre colocado en un papel que parece hecho a su medida, se le aparece su antigua novia, de la que aún está enamorado, para pedirle ayuda con la relación que tiene con su millonario amante, ya que éste está casado y teme que su mujer pueda hacer algo contra ellos.
Éste es el MacGuffin sobre el que se asienta toda la película. A partir de ahí se suceden distintas tramas, todas con el nexo de unión que es el Colmillo Dorado - una empresa dedica al tráfico de drogas encubierta como (mega)clínica dentista, que además tiene esparcidos sus tentáculos a lo largo de la costa -, donde nada es lo que parece: finitos muy vivos, judíos que tienen a nazis como guardaespaldas, empresarios desaparecidos que viven en manicomios, policías corruptos, ... Todo conectado aunque deslavazado, desnortando al personal a través de los farragosos diálogos de sus personajes.
Una personal perspectiva general de una época, en un tiempo donde las vibraciones, los colocones y el amor, ¿o era el sexo?, se convirtieron en los motores que movían ese pequeño mundo.

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