lunes, 6 de agosto de 2012

Mad men, quinta temporada

¿La espera ha merecido la pena? Han pasado casi dos años desde la temporada anterior - por todos es conocido los problemas que hubieron en las negociaciones entre Matthew Weiner y el canal AMC - y durante esa larga espera el sr. Weiner ha tenido el tiempo necesario para crear una temporada excepcional.
Nada ha sido trivial y todo ha estado perfectamente hilvanado. La mayoría de los personajes han evolucionado a lo largo de la temporada, y hasta Bert Cooper, ese mí(s)tico personaje, ha tenido momentos extraordinarios.
Mirarse al espejo (en este caso el de un escaparate que actua como tal) y verte rodeado de maniquís, como no podía ser de otra manera, ella desnuda y él elegantemente vestido, te puede hacer dudar si tú también eres uno de ellos. Así parece que es la vida de Don Draper esta temporada. El casamiento con Megan le ha rebajado las pulsaciones y su ritmo cardíaco, y con ello el sexual, y parece una caricatura de lo que era. En la oficina sólo se dedica a supervisar el trabajo de los demás, dejando a un lado su avaricia por controlarlo todo y llevar el peso de la empresa. Afortunadamente, algo le hará volver a ser el que era.
Mientras tanto, para remediar esa carencia, será Pete Campbell el que lleve las riendas del negocio. Se encuentra ávido de poder, quiere hacer progresar a cualquier precio a la empresa y a él con ella, con lo que utilizará cualquier recurso llegando a traspasar los límites de las buenas maneras; y de sexo. Si con su esposa Trudy todo ha parecido una farsa, ¿estubo alguna vez enamorada de ella?, parece encontrar el amor tras dar unos cuantos palos de ciego.
Para cerrar el triángulo hablamos de Peggy Olson. Tras salvar, de nuevo, a la empresa, su relación con Don continua siendo de amor/odio, y además le ha endosado a Megan en su equipo. Lo que podría parecer una competencia entre ambas por el jefe, llega a convertirse en una relación donde todos los intereses personales se quedan fuera del lugar del trabajo. En éste, Peggy apoya y nunca duda del trabajo de Megan, el cual llega a ser óptimo, y se ve retratada en ella, una chica que empieza de secretaria y aprovecha su oportunidad en el difícil mundo de la publicidad. Además de con Megan, también tendrá que lidiar con un nuevo fichaje, Michael Ginsburg (Ben Feldman), un joven Don en potencia, que además de aptitud tampoco se queda corto en actitud, siempre quiere salirse con la suya, aunque tenga que morder la mano que le alimenta. El problema es que con Don aletargado y complaciente con los clientes, Peggy tomará decisiones que hasta ahora nunca se había atrevido y que darán lugar a actos impredecibles por cada una de las partes.
Pero al ser una serie coral, los secundarios también son importantes y aquí se llevan la palma Sterling, Joan, Sally y Pryce. Todos ellos van a afrontar cambios radicales a lo largo de la temporada. Una cena entre amigos con postre sorpresa, una proposición amoral a la desesperada, el propio fluir de la naturaleza y unas deudas imprevistas, respectivamente, harán que a cada uno de ellos la vida les cambie radicalmente.
Y aunque el último episodio remata la faena de toda la temporada con un final donde no hace falta que Draper responda a la pregunta del millón, todos sabemos su respuesta, han sido los capítulos "far away places" y "at the Codfish Ball", los triunfadores absolutos. En el primero Don, Roger y Peggy los protagonistas de un día en sus vidas donde todo se trastoca, mezclando la acción de cada uno de ellos con el tiempo narrativo de manera no lineal, terminando el episodio de manera magistral en una discusión intraducible entre Don ("this is not your business"/"esto no es asunto tuyo") y Bert ("this is my business"/"este es mi negocio"). En el segundo, gracias a un premio que le conceden a Don, se reunirán en la mesa de la celebración una serie de personajes, que al igual que en los grandes westerns, cuando se vayan a casa no serán los mismos que cuando llegaron.
Esperemos que la sexta temporada, con todos los protagonistas con el colmillo afilado en busca de nuevos clientes, sea tan buena como la que hemos presenciado.

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