Vapor de Max

Max, tras ser el primer ganador del Premio Nacional de Cómic con "Bardín el superrealista", vuelve a carga con "Vapor", que poco, especialmente a nivel de dibujo, tiene que ver con la anterior.
No siendo científicos, el vapor es todo aquello que se encuentra en estado gaseoso, una materia maleable que puede estar en cualquier sitio y adquirir cualquier forma, fundiéndose en la existencia. El objetivo de cualquier eremita.
Nicodemo, nick para los amigos, es nuestro hombre. Un tipo hastiado del mundo infernal donde vivimos, que decide lanzarse a la aventura de vivir en el desierto para alcanzar el sentido último e inapenable.
Como siempre, la teoría es fácil, ponerse a ello, no tanto. ¿Cómo alimentarse y vivir en un desierto? ¿Cómo limpiar nuestra mente de pensamientos impuros e innecesarios? ¿Quién es nuestro peor enemigo?
Para obtener estas respuestas, nick tendrá la ayuda de unos cuantos compinches que rondan por su árido, soleado y seco vecindario, y para acceder al premio final deberá, como no podía ser de otra manera, hacer frente y superar la mayor de las tentaciones.
Para mostrarnos todo este viaje iniciático hacia la transcendencia, Max despoja toda la historia de cualquier color y se atañe a un solitario negro sobre blanco. Las viñetas se adaptan adecuadamente al relato, modulándose en función de éste, por lo que es complicado encontrar formatos similares entre páginas contiguas, a excepción de ese espectacular y memorable desfile de la reina de Saba. "Vapor", finalmente, se convierte en un excelente ejercicio de concreción, sobriedad y precisión.