lunes, 11 de marzo de 2013

El rayo mortal de Daniel Clowes

En el año 1986, el tándem formado por Alan Moore y Dave Gibbons, lanzaron al mercado, a través de la editorial DC Comics, el primer número de "Watchmen", un comic book que revolucionaría el genéro de superhéroes en particular, y con los siguientes once de la serie, el del mundo del cómic en general. Firmaron una obra maestra inabarcable, que crece y sorprende en cada nueva lectura.
¿Qué tiene que ver lo anterior con el "El rayo mortal" de Daniel Clowes? Bastante.
Aunque "El rayo mortal" se ha editado en España por primera vez este año, su publicación original se realizó en formato comic book en 2004 como el número 23 de la serie "Eightball". Además, aquí se le vuelve a dar una vuelta de tuerca al mundo de los superhéroes, transformando todo el áurea que se le supone en oropel.
Desde el primer momento Clowes desmitifica la profesión, le quita todo su encanto, desnaturizándola. Andy, nuestro superhéroe particular, se nos presenta como un cuarentón anodino, solitario, entrado en carnes, cuya misión es pasar el día dando vueltas su perra.
Una vez que ya conocemos al Andy de hoy en día, hay que descubrir su pasado, cómo y dónde adquirió sus poderes. Para ello se nos narra su historia a través de un flashback que llega hasta las últimas páginas del libro. Así, nada más empezar la historia, nos encontramos a un Andy adoslescente, que vive con su abuelo, ya que tanto su madre como su padre han muerto, y además el primero no se encuentra en su mejor momento. Así que su único apoyo es su amigo Louie, otro inadaptado como él, lo cual nos remite a su anterior obra maestra "Ghost world", cambiando el género de sus protagonistas, y, extrapolándolos, a la pareja que forman Batman y Robin.
Pero la mayor identificación sería con Spiderman, en donde se encuentran casi todos los paralelismos; sólo hay que ver su traje a modo de homenaje y la enorme carga que acarrea su tarea: hacer "frente a cuatro millones de gilipollas". Su poder es adquirir una fuerza sobrehumana, a partir de la forma más políticamente incorrecta, y también poseer la capacidad de activar una singular pistola, diseñada por su padre, que evapora lo que se ponga por delante - el rayo mortal -, lo cual le hace incrementar sus dudas sobre la idoneidad de su responsabilidad.
Todas las (des)venturas por las que atraviesa nuestro protagonista, se van contando a la manera de pequeñas historias, conexas unas con otras a la manera de su posterior obra "Ice Haven", hasta que volvemos a la actualidad, ese 2004 cuando se publicó el cómic, donde Clowes da el último golpe de riñón, dejándonos a nuestra elección la manera de terminar la historia a partir de tres distintas posibilidades.
No existe mejor manera de finalizar este sensacional cómic, que con esos fuegos artificiales dibujados a doble página, el mismo formato que tan buenos resultados le daría después en "Mister Wonderful".

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